lunes, 1 de noviembre de 2010

La moto de Manolo Preciado

 
Soy un gran aficionado al fútbol, eso que quede claro desde el principio. El otro día -exactamente el fin de semana anterior- tras un partido de fútbol de Sporting de Gijón, su entrenador -Manolo Preciado- tras ver el mal juego de su equipo dijo: "Estoy más quemado que la moto de un hippy".
Ante todo dejar clara mi admiración y gran respeto por don Manuel, al cual admiro como entrenador y, especialmente, como persona, ya que aunque no le conozco, su forma de ser en las entrevistas, su forma de trabajar y su currículum como entrenador de fútbol, han despertado en mí una especial simpatía por este señor. Pero me gustaría hacer hincapié (que como dicen Les Luthiers es poner en pié en tierra Inca) en la expresión propiamente dicha, ya que, es un clásico y se ha dicho durante muchos años. Mi pregunta es muy sencilla :¿alguien ha visto alguna vez a un hippy subido en una moto? Creo que no. 
Los hippys, según la tradición, el único vehículo al que se les puede asociar era a la clásica furgoneta Volkswagen. Ya sabéis, la de toda la vida...
 
También se les puede identificar con sus melenas, sus guitarras, sus hierbas, sus perros... pero en principio, y aunque os llevéis el Skatergoris, no se pueden aceptar como elementos de transporte... bueno quizás sí los perros, pero los pobres chuchos estaban tan famélicos y esqueléticos, que dudo mucho sirviesen para transportar otros pasajeros que sus pulgas y chinches.
Desconozco cuál es el origen de dicha expresión, pero ya va siendo hora de corregirla. Quizás, de señalar a una tribu urbana, quedaría mejor "estar más quemado que la moto de un heavy", porque dan la impresión de ser más cañeros con sus vehículos motorizados...
Bueno, pues para abrir boca, os invito a construir un final más apropiado para la expresión (por favor, evitemos las vulgaridades y animaladas diversas). La  persona que  aporte la mejor de las propuestas recibirá un regalo simbólico (no sólo la alegría de haber participado, que diría mi alumno Antonio): El dormilón de felpa semanal.
Os dejo algunas propuestas para que os sirvan de inspiración y os animo a dejar las vuestras durante unos días, tras los cuales nominaremos a los finalistas y elegiremos el vencedor. Ahí van:
 "Estoy más quemado...
 - ... que el coche de Carlos Sainz (trata de arrancarlo, Carlos, por Dios).
- ... que un bosque gallego en verano (con el permiso del señor Feijoo).
- ... que un inglés en verano (puede cambiarse la nacionalidad del hombre-gamba).
- ... que la pipa de Balbín (este para gente de cierta edad que veíamos la Clave).
- ... que el presupuesto para cultura de cualquier ayuntamiento (difícil que se queme lo que no existe).
- ... que el Coloso en llamas (peli catatrofista de los setenta).

Bueno, pues... ánimo y a quemar el blog de intervenciones (¡cómo he hilado el final, macho!).
Os espero. 

PRESENTACIÓN

Cuando yo era niño, allá por el siglo pasado, había en muchas habitaciones, especialmente femeninas e infantiles, una especie de muñeco, que por lo general era bastante... ¿horrible? -aquí cada uno puede añadir la palabra que considere oportuna- cuya finalidad real era guardar en su interior los pijamas y/o camisones de l@s propietari@s de las camas (digo yo que esa era su misión principal, porque dadas las características físicas del muñeco en cuestión, sería demasiado horrible pensar que alguien lo utilizase como ornamentación del habitáculo). Como una imagen vale más que mil palabras, os adjunto un ejemplo encontrado en la red, aunque parece bastante más reciente.



Dicho muñeco (posiblemente prototipo en el que se inspiró el creador de Chuky) recibía el nombre de DORMILÓN (evidentemente desconozco si el creador del nombre estaba en pleno síndrome de abstinencia, pero prometo investigarlo y verificarlo).
Hace unos años, un grupo de amigos hicimos una revista (de aquella se llamaban fancines o algo así), y uno de los seudónimos utilizados para firmar mis artículos era el del DORMILÓN JUSTICIERO, que, en honor a la verdad, fue un nombre que se le ocurrió a mi señora esposa. Recuerdo que el nombrecillo en cuestión hizo mucha gracia, por lo cual, en homenaje a aquellos tiempos y a la persona inspiradora del mismo, he decidido llamar así a este blog, en el cual iré publicando, básicamente, las cosas que se me vayan ocurriendo sobre distintos temas.
Hechas pues las presentaciones, os invito a participar en el blog, dejando vuestras opiniones y observaciones, siempre que se hagan desde una postura de respeto a tod@s l@s participantes. Asimismo me gustaría, aunque sea contraviniendo las modas de firmar con seudónimos, que se dejara el nombre de cada participante (aunque no sea completo), pero estos ya queda a la conciencia de cada uno.